Hola a todxs! Ha pasado un poco de tiempo desde el último post. Hoy me gustaría hablar un poquito sobre la terapia psicológica y la labor del psicólogo en cuestión.
Para ello, voy a rescatar un viejo artículo que se titulaba "Doctor, me duele el alma" para abordar un tema importante en el que muchas personas se sienten un poco perdidas y sobre lo que a veces preguntan.
Si bien hay veces que las personas acuden directamente al psicólogo porque son conscientes del tipo de problema que tienen, en otros casos, llegan personas a consulta de psicología derivadas por otros especialistas.
Esto es debido a que en ocasiones se acude al médico o especialista por dolencias, malestar anímico o enfermedades y no se pueden explicar mediante pruebas médicas, ya que los datos reflejan valores normales (como es el caso de la fibromialgia por ejemplo, que es una de las enfermedades raras que se sigue investigando).
¿Cuando necesitamos ir al psicólogo?
Ya hay autores como Carmen Pastor y Juan Sevillá que han abordado esta cuestión y quiero dejar aquí algunos de lo que estos autores citan como ejemplo:
– Cuando existe “dolor emocional”, en forma de emociones negativas intensas (depresión, pánico, miedo, ira, etc).
– Cuando se ven afectadas una o áreas en tu vida: relaciones de pareja, familiares, laborales, de ocio, calidad de vida, proyectos, etc.
– Cuando has seguido un tratamiento farmacológico de tu psiquiatra y los resultados no te resultan satisfactorios.
– Cuando un problema te desborda e impide vivir de la forma deseada, generando malestar y sufrimiento.
– Cuando una persona cercana a tí se ve afectada por tu problema y busca activamente la solución.
– Cuando otros especialistas médicos aconsejan tratamiento psicológico.
– Crecimiento personal: aunque no tienes ningún problema deseas conocerte a tí mismo y llevar una vida más plena y feliz.
¿Qué psicólogo elijo?
Dejando a un lado las preferencias individuales de localidad o municipio de cada persona, hay que tener en cuenta primero cuestiones más importantes.
El auge de terapias alternativas están produciendo la proliferación de muchas figuras o especialidades no reguladas y supuestamente terapéuticas que no nos ofrecen garantías sobre nuestra salud.
Por eso hay que tener cuidado y ver en manos de quién nos ponemos a la hora de iniciar un tratamiento.
Lo primero es lo primero: ofrecer garantías.
¿Cómo sé si es un profesional cualificado?
Sabemos que es un profesional cualificado cuando tiene:
-[Título de licenciado] ó [Título de grado + Máster] (será Licenciado o grado dependiendo de la promoción a la que pertenezca).
-Número de colegiado (esto quiere decir que tiene un número que le acredita como profesional perteneciente al colegio de psicólogos).
Esto es lo indispensable para saber que estamos en manos de un profesional cualificado.
No importa si es privado o de algún seguro médico. Estos son los requisitos que nos ofrecen garantías de que nos ponemos en manos de un profesional con formación oficial regulada y preparación.
¿Qué tipo de terapia elegir?
Hay muchos tipos de terapia aunque la más ampliamente utilizada es la cognitivo-conductual.
Cada profesional tiene su estilo y se decanta por un modelo de terapia o enfoque, y por ende, por unas herramientas diferentes (y puede que tampoco demasiado diferentes que la de otros profesionales) para trabajar con su paciente.
Entre el profesional y el paciente irán viendo la evolución y la mejor forma de ir avanzando a lo largo del tratamiento.
Espero que os haya resuelto las dudas hasta este punto.
¿Cómo hace la terapia su función?
Este punto lo añado a mi pasado artículo. La terapia no es equivalente a "sesión". Hago esta aclaración porque muchas veces, hay quienes vienen a terapia y creen que en una sesión sacarás una varita mágica y conseguirás que todo cambie. Si esa es tu idea, vete despidiendo porque en una sesión no vas a conseguir mucho más que "un desahogo esporádico".
La terapia es el proceso por el cual el paciente va trabajando a lo largo de las sesiones aquello que le angustia con la ayuda y el acompañamiento del psicólogo o psicoterapeuta en cuestión. Cada persona tiene un ritmo y una personalidad distinta y hay quienes necesitan menos sesiones y quienes necesitan más.
Para verlo de forma más ilustrativa os pongo este video titulado "Garra Rufa" (el cual ya compartí en las redes en otra ocasión), para que veáis que los psicólogos no somos mágicos ni semidioses, somos personas como todo el mundo, con nuestra especialización y también tenemos nuestros problemas, para lo cual también acudimos a alguien que nos ayude a superar dificultades y estar/ser mejores ya que nosotros somos nuestra propia herramienta de trabajo.
Como véis, el psicólogo capta en el discurso de la persona la esencia de lo que le causa angustia o algún problema y trabaja con es idea, le da forma, la pule y la devuelve de la forma más constructiva y adaptativa para la persona en cuestión. Y de este mismo modo trabaja un psicólogo con los problemas del propio psicólogo que protagoniza este pequeño corto animado.
Espero que os haya gustado la información y ver cómo es el trabajo desde el sillón del psicólogo. ¡Hasta la próxima!
Para ello, voy a rescatar un viejo artículo que se titulaba "Doctor, me duele el alma" para abordar un tema importante en el que muchas personas se sienten un poco perdidas y sobre lo que a veces preguntan.
Si bien hay veces que las personas acuden directamente al psicólogo porque son conscientes del tipo de problema que tienen, en otros casos, llegan personas a consulta de psicología derivadas por otros especialistas.
Esto es debido a que en ocasiones se acude al médico o especialista por dolencias, malestar anímico o enfermedades y no se pueden explicar mediante pruebas médicas, ya que los datos reflejan valores normales (como es el caso de la fibromialgia por ejemplo, que es una de las enfermedades raras que se sigue investigando).
¿Cuando necesitamos ir al psicólogo?
Ya hay autores como Carmen Pastor y Juan Sevillá que han abordado esta cuestión y quiero dejar aquí algunos de lo que estos autores citan como ejemplo:
– Cuando existe “dolor emocional”, en forma de emociones negativas intensas (depresión, pánico, miedo, ira, etc).
– Cuando se ven afectadas una o áreas en tu vida: relaciones de pareja, familiares, laborales, de ocio, calidad de vida, proyectos, etc.
– Cuando has seguido un tratamiento farmacológico de tu psiquiatra y los resultados no te resultan satisfactorios.
– Cuando un problema te desborda e impide vivir de la forma deseada, generando malestar y sufrimiento.
– Cuando una persona cercana a tí se ve afectada por tu problema y busca activamente la solución.
– Cuando otros especialistas médicos aconsejan tratamiento psicológico.
– Crecimiento personal: aunque no tienes ningún problema deseas conocerte a tí mismo y llevar una vida más plena y feliz.
¿Qué psicólogo elijo?
Dejando a un lado las preferencias individuales de localidad o municipio de cada persona, hay que tener en cuenta primero cuestiones más importantes.
El auge de terapias alternativas están produciendo la proliferación de muchas figuras o especialidades no reguladas y supuestamente terapéuticas que no nos ofrecen garantías sobre nuestra salud.
Por eso hay que tener cuidado y ver en manos de quién nos ponemos a la hora de iniciar un tratamiento.
Lo primero es lo primero: ofrecer garantías.
¿Cómo sé si es un profesional cualificado?
Sabemos que es un profesional cualificado cuando tiene:
-[Título de licenciado] ó [Título de grado + Máster] (será Licenciado o grado dependiendo de la promoción a la que pertenezca).
-Número de colegiado (esto quiere decir que tiene un número que le acredita como profesional perteneciente al colegio de psicólogos).
Esto es lo indispensable para saber que estamos en manos de un profesional cualificado.
No importa si es privado o de algún seguro médico. Estos son los requisitos que nos ofrecen garantías de que nos ponemos en manos de un profesional con formación oficial regulada y preparación.
¿Qué tipo de terapia elegir?
Hay muchos tipos de terapia aunque la más ampliamente utilizada es la cognitivo-conductual.
Cada profesional tiene su estilo y se decanta por un modelo de terapia o enfoque, y por ende, por unas herramientas diferentes (y puede que tampoco demasiado diferentes que la de otros profesionales) para trabajar con su paciente.
Entre el profesional y el paciente irán viendo la evolución y la mejor forma de ir avanzando a lo largo del tratamiento.
Espero que os haya resuelto las dudas hasta este punto.
¿Cómo hace la terapia su función?
Este punto lo añado a mi pasado artículo. La terapia no es equivalente a "sesión". Hago esta aclaración porque muchas veces, hay quienes vienen a terapia y creen que en una sesión sacarás una varita mágica y conseguirás que todo cambie. Si esa es tu idea, vete despidiendo porque en una sesión no vas a conseguir mucho más que "un desahogo esporádico".
La terapia es el proceso por el cual el paciente va trabajando a lo largo de las sesiones aquello que le angustia con la ayuda y el acompañamiento del psicólogo o psicoterapeuta en cuestión. Cada persona tiene un ritmo y una personalidad distinta y hay quienes necesitan menos sesiones y quienes necesitan más.
Para verlo de forma más ilustrativa os pongo este video titulado "Garra Rufa" (el cual ya compartí en las redes en otra ocasión), para que veáis que los psicólogos no somos mágicos ni semidioses, somos personas como todo el mundo, con nuestra especialización y también tenemos nuestros problemas, para lo cual también acudimos a alguien que nos ayude a superar dificultades y estar/ser mejores ya que nosotros somos nuestra propia herramienta de trabajo.
Como véis, el psicólogo capta en el discurso de la persona la esencia de lo que le causa angustia o algún problema y trabaja con es idea, le da forma, la pule y la devuelve de la forma más constructiva y adaptativa para la persona en cuestión. Y de este mismo modo trabaja un psicólogo con los problemas del propio psicólogo que protagoniza este pequeño corto animado.
Espero que os haya gustado la información y ver cómo es el trabajo desde el sillón del psicólogo. ¡Hasta la próxima!
Bravo por esta entrada. Me ha ayudado a decidirme. Gracias!
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