Hoy me gustaría compartir uno de mis viejos recuerdos que es un primer artículo que guardo y que publiqué en una página de noticias de mi pueblo en la sección de psicología. Voy a desempolvar algunos de mis artículos y creo que estaría bien dejarlos en el blog para que podáis leerlos. Espero que os puedan ser útiles.
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En ocasiones llega el momento en que no nos sentimos felices en nuestra relación, ¿en qué lo notamos?
*No me trata con respeto/ no trato con respeto a mi pareja. No se interesa por tener momentos de intimidad conmigo/ no me interesa la intimidad con mi pareja.
*No hacemos nada juntos.
*No me interesa nada de lo que hace mi pareja/ no se interesa por nada de lo que hago.
*Necesito cosas que pido a mi pareja y no puede dármelas/ no puedo dar a mi pareja lo que necesita.
Estas situaciones, muchas veces, salen en momentos de crisis y van aparejadas (no siempre) a momentos de cambios vitales en los miembros de la pareja que generan estrés (independencia, comienzo/ cambio de situación laboral, mudanza a nueva vivienda, salto a la paternidad)...
Estos momentos de crisis situacionales pueden hacer que haya un cambio en la pareja, de forma que cambia, evolucionando a mejor y perdurando en el tiempo.
En otros casos, la pareja no consigue encontrar una solución y decide disolver la relación de pareja.
¿Qué hacer?
-Tómate tu tiempo.
Un clavo no saca a otro. Buscar embarcarte en nuevas relaciones cuando acabas de salir de una relación no hará que olvides lo que sentías por tu pareja anterior. Sólo te hará estar "distraíd@" para evitar asumir a corto plazo el dolor de la ruptura. Evita "averiguar" cosas de él/ella y contactar durante un tiempo. Escucha tu cuerpo. Llora si lo necesitas. Sal si te apetece, haz actividades que te gusten. Dedícate a ti. Cada uno tiene su tiempo. Es difícil y es doloroso, pero no hay mejor forma de limpiar una herida sentimental. Es un paso valiente a dar.
-Volver a levantarse.
Cuando notemos que ya no sentimos dolor por lo ocurrido significa que hemos aceptado lo ocurrido, limpiado el dolor que sentíamos y que ha sanado. Todo el mundo tiene un tiempo para llegar a estar de nuevo con energías renovadas.
Ahora estamos disponibles y preparados para todo lo que nos pueda surgir emocionalmente.
-Asuntos pendientes.
Cuando hemos superado una relación que hemos dejado a atrás, a veces, nos quedamos con resentimientos. “El/ ella me dijo/hizo”... Sentimos que esa persona que fue nuestra pareja no fue justa/ buena con nosotros en ciertas situaciones o momentos importantes.
Si has superado la ruptura y sientes que te apetece saber cómo le va a esa persona que tanto querías y que fue tu pareja, siempre puedes quedar para tomar algo y charlar.
Si no existe esa posibilidad porque fue una ruptura violenta no conviene hacerlo si no crees que pueda ser una cita agradable.
Si vuelves a verle siempre tendrás la oportunidad de hablar de “eso” que tienes pendiente con él/ella, preguntar “por qué” y escuchar qué cosas hicieron que la otra persona tomara sus decisiones en su momento. El resentimiento se resuelve siendo honestos, respetuosos y sinceros con el otro. Una relación sana y amistosa o cordial ayuda a construir buenas relaciones de pareja en el futuro sin arrastrar los “asuntos pendientes” que traemos de relaciones anteriores.
*Si tenéis niños: (dedicado a todos los padres que se ven obligados a alejarse de sus hijos)
Os daréis cuenta de que si entabláis una buena relación de amistad ganaréis vosotros y ganan los niños. ¿Por qué?
Vosotros siempre seréis sus padres/madres, independientemente de la pareja que tengáis (o no tengáis) ahora. Que la relación no haya salido bien no significa que tu pareja no sea buen padre/madre para tus hijos. Tanto tú como tu pareja tenéis el mismo derecho a estar con ellos de forma equitativa (que esto es lo verdaderamente feminista y no que la mujer tenga más derechos que el hombre como se tiende a creer erróneamente).
Las medidas judiciales del divorcio para el régimen de visitas sólo se llevan a cabo a la fuerza si los padres/madres no son capaces de llegar a un acuerdo justo y satisfactorio para los dos.
Intentar poner a los hijos en contra de tu ex-pareja no sólo no es justo para él/ella ni para los niños, sino que se considera maltrato y se llama “síndrome de alienación parental”.
Siempre es mejor intentar hacer las cosas bien por tí, por tu ex-pareja y por tus hijos.
Poniendo de vuestra parte y esforzándoos todos ganaréis.
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En ocasiones llega el momento en que no nos sentimos felices en nuestra relación, ¿en qué lo notamos?
*No me trata con respeto/ no trato con respeto a mi pareja. No se interesa por tener momentos de intimidad conmigo/ no me interesa la intimidad con mi pareja.
*No hacemos nada juntos.
*No me interesa nada de lo que hace mi pareja/ no se interesa por nada de lo que hago.
*Necesito cosas que pido a mi pareja y no puede dármelas/ no puedo dar a mi pareja lo que necesita.
Estas situaciones, muchas veces, salen en momentos de crisis y van aparejadas (no siempre) a momentos de cambios vitales en los miembros de la pareja que generan estrés (independencia, comienzo/ cambio de situación laboral, mudanza a nueva vivienda, salto a la paternidad)...
Estos momentos de crisis situacionales pueden hacer que haya un cambio en la pareja, de forma que cambia, evolucionando a mejor y perdurando en el tiempo.
En otros casos, la pareja no consigue encontrar una solución y decide disolver la relación de pareja.
¿Qué hacer?
-Tómate tu tiempo.
Un clavo no saca a otro. Buscar embarcarte en nuevas relaciones cuando acabas de salir de una relación no hará que olvides lo que sentías por tu pareja anterior. Sólo te hará estar "distraíd@" para evitar asumir a corto plazo el dolor de la ruptura. Evita "averiguar" cosas de él/ella y contactar durante un tiempo. Escucha tu cuerpo. Llora si lo necesitas. Sal si te apetece, haz actividades que te gusten. Dedícate a ti. Cada uno tiene su tiempo. Es difícil y es doloroso, pero no hay mejor forma de limpiar una herida sentimental. Es un paso valiente a dar.
-Volver a levantarse.
Cuando notemos que ya no sentimos dolor por lo ocurrido significa que hemos aceptado lo ocurrido, limpiado el dolor que sentíamos y que ha sanado. Todo el mundo tiene un tiempo para llegar a estar de nuevo con energías renovadas.
Ahora estamos disponibles y preparados para todo lo que nos pueda surgir emocionalmente.
-Asuntos pendientes.
Cuando hemos superado una relación que hemos dejado a atrás, a veces, nos quedamos con resentimientos. “El/ ella me dijo/hizo”... Sentimos que esa persona que fue nuestra pareja no fue justa/ buena con nosotros en ciertas situaciones o momentos importantes.
Si has superado la ruptura y sientes que te apetece saber cómo le va a esa persona que tanto querías y que fue tu pareja, siempre puedes quedar para tomar algo y charlar.
Si no existe esa posibilidad porque fue una ruptura violenta no conviene hacerlo si no crees que pueda ser una cita agradable.
Si vuelves a verle siempre tendrás la oportunidad de hablar de “eso” que tienes pendiente con él/ella, preguntar “por qué” y escuchar qué cosas hicieron que la otra persona tomara sus decisiones en su momento. El resentimiento se resuelve siendo honestos, respetuosos y sinceros con el otro. Una relación sana y amistosa o cordial ayuda a construir buenas relaciones de pareja en el futuro sin arrastrar los “asuntos pendientes” que traemos de relaciones anteriores.
*Si tenéis niños: (dedicado a todos los padres que se ven obligados a alejarse de sus hijos)
Os daréis cuenta de que si entabláis una buena relación de amistad ganaréis vosotros y ganan los niños. ¿Por qué?
Vosotros siempre seréis sus padres/madres, independientemente de la pareja que tengáis (o no tengáis) ahora. Que la relación no haya salido bien no significa que tu pareja no sea buen padre/madre para tus hijos. Tanto tú como tu pareja tenéis el mismo derecho a estar con ellos de forma equitativa (que esto es lo verdaderamente feminista y no que la mujer tenga más derechos que el hombre como se tiende a creer erróneamente).
Las medidas judiciales del divorcio para el régimen de visitas sólo se llevan a cabo a la fuerza si los padres/madres no son capaces de llegar a un acuerdo justo y satisfactorio para los dos.
Intentar poner a los hijos en contra de tu ex-pareja no sólo no es justo para él/ella ni para los niños, sino que se considera maltrato y se llama “síndrome de alienación parental”.
Siempre es mejor intentar hacer las cosas bien por tí, por tu ex-pareja y por tus hijos.
Poniendo de vuestra parte y esforzándoos todos ganaréis.
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